«Estaba esperando a que la grúa municipal me recogiese para incorporarme tras el desayuno a mi puesto de trabajo en el Ayuntamiento, pero cuál es mi sorpresa cuando un coche se para, se baja el señor alcalde y me empieza a decir: ‘¡sinvergüenza, sinvergonzón!’, diciéndome que me fuera a regular el tráfico. Echándose manos a los huevos me ha dicho que ‘ahora vas y me denuncias, que te voy a meter un expediente disciplinario’».
Esta es la escena que el agente de la Policía Local Francisco de Asís R., de 53 años, describía la tarde de ayer en el Juzgado de Instrucción número 4 de Murcia, denunciando por la vía penal al alcalde de Alcantarilla, Lázaro Mellado.
El primer edil ha sido denunciado por falta de respeto y consideración a un agente de la autoridad en sus funciones, por un supuesto delito por amenazas y por un tercero de vejaciones en el ejercicio de su actividad. El agente, que atesora 31 años en la plantilla de la Policía Local, también ha pasado reconocimiento médico en el centro de salud, donde ha recibido una baja psicológica «por estrés y ansiedad».
El agente comunicaba personalmente todo lo sucedido al jefe de la Policía Local, Alfonso García Molina, antes de recibir asistencia médica -un tranquilizante- «debido a su estado de tensión», y de presentar la denuncia junto a su abogada, María Jesús Mayol García.
Según el testimonio del agente, «el alcalde ha interrumpido el tráfico de la calle Mayor bajándose del coche y me ha dicho varias veces que me fuera a regular el tráfico, gritándome, con vejaciones y humillaciones que ha visto medio pueblo, además de un agente de la Policía Local que no tiene inconveniente en testificar».
El agente asegura que tiene asignado su puesto de trabajo en el Ayuntamiento de Alcantarilla, pero en ese momento acababa de desayunar y esperaba a que la grúa municipal lo recogiera para dejarlo de nuevo en el Consistorio. Aquí se produce un ‘flashback’ necesario para tratar de ‘entender’ esta trifulca: durante el paso del tren y mientras se subían las barreras del paso a nivel, el regidor observó desde el interior de su coche cómo el agente permanecía sobre la acera, pese a que la concentración de vehículos en ambos sentidos interrumpía el tráfico de la calle Mayor.
Fue entonces cuando al llegar a la altura del policía local, -según su relato-, Lázaro Mellado abandonó su vehículo particular -un BMW- «amenazándome y humillándome delante de todo el mundo, para que ordenase el tráfico mientras él mismo lo interrumpía en dirección Lorca. Me he quedado descompuesto con lo ocurrido, pero mi actitud hacia él ha sido respetuosa y me he marchado para reincorporarme a mi puesto de trabajo».
De momento, ninguno de los mandos de la Policía Local de Alcantarilla se ha pronunciado sobre el asunto pero tras formalizar la denuncia contra el alcalde, el agente reconoce que «espero represalias».
«Huida hacia delante»
Lo cierto es que Mellado confirmó ayer a este diario que el lunes «estudiará» el caso con los servicios jurídicos del Ayuntamiento para «abrir un expediente» A juicio de Mellado, la denuncia obedece «a una huida hacia delante porque él se imaginaba que lo íbamos a expedientar porque estaba tomando el sol cuatro metros hacia dentro de la calle Basilio Cobarro y lo que ha hecho ha sido adelantarse poniéndome una denuncia».
El primer edil reconoce que «sí he abandonado mi coche en plena carretera para que me viera, pero no ha habido insultos, vejaciones, ni gestos como los que el agente menciona sólo le he dicho: ‘¿es que no tenemos vergüenza o qué?’».
Al respecto de la baja psicológica que se ha tomado el agente de la Policía Local, el alcalde asegura que «los que deberían de tener estrés y ansiedad son los vecinos de Alcantarilla, que estaban viendo a una persona que cobra religiosamente cada mes y estaba indiferente ante las inmensas colas que habían».
En cuanto a la trifulca que ha mantenido el alcalde -y máximo responsable de la Policía Local- con el agente, justifica «que me he indignado con un trabajador que, como yo, cobra del pueblo y tenía una actitud indiferente, pasando de cumplir sus funciones. Le he recriminado que su trabajo no lo hiciera con la dignidad y vergüenza que requiere su cargo», zanja. El alcalde aclara que «no existía ningún problema personal entre nosotros».