La perspicacia y el tesón de dos agentes de la Policía Local de Pontevedra están detrás de una de las mayores operaciones policiales desarrolladas en España contra bandas internacionales de robo de coches de alta gama. Los pasos que dieron hace exactamente ocho años estos agentes, que este viernes comparecieron en el juicio que se está celebrando en Santiago, a la postre posibilitaron la caída de un entramado al que se vincula con la sustracción del BMW X5 del por entonces jugador del Real Madrid David Beckham.
Sobre la una y media del 14 enero del 2006, la presencia de un Renault Clio con placas de matrícula francesas llamó la atención de los agentes que patrullaban por el entorno de la avenida de Compostela. El turismo estaba ocupado por tres personas que, al observar a los policías, aparentemente se mostraron nerviosos, lo que alimentó las suspicacias de los policías pontevedreses.
Tras un discreto seguimiento, el vehículo fue interceptado a la altura de A Cendona, en Lérez, y sus ocupantes, identificados. Mientras el conductor facilitó un permiso expedido, aparentemente, en Italia a nombre de un ciudadano marroquí, sus acompañantes, también oriundos de Marruecos, se identificaron, uno de ellos, con un carné de conducir, presumiblemente, tramitado en Bélgica y, el tercero, con un pasaporte de su país de origen.
Todos coincidieron en que residían en Francia, que se encontraban de paso en Pontevedra en dirección a la «ciudad santa» de Santiago, así como que estaban alojados en un hotel de la ciudad del Lérez. La historia que les relataron no debió convencer a los agentes, que decidieron recorrer los distintos establecimientos de hospedaje de Pontevedra hasta dar con el que les daba alojamiento.
Tarjetas de crédito no válidas
Allí, un nuevo giro a la madeja de esta historia. El propietario de este céntrico negocio confirmó que estas tres personas eran clientes suyos y que viajaban con una única maleta. Compartieron la misma habitación, que, al parecer, no abandonaron en todo el día en el que estuvieron alojados.
A la hora de pagar, intentaron pasar dos tarjetas bancarias. Al dar error, y ante la amenaza de que el pasaporte que se guardaba en recepción terminase en la Comisaría, optaron por entregar un billete de cincuenta euros con el que saldar la cuenta.
Las dudas de los agentes se incrementaron. La historia que les habían relatado tenía demasiados cabos sueltos. Conscientes de que poco más podían hacer, y temiendo que estuvieron utilizando lo que en argot policial se conoce como carnés en blanco, decidieron ponerse en contacto con la Guardia Civil.
Del caso se hizo cargo el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO), que pronto confirmó las sospechas de los policías pontevedreses. Desde hace unos días, cerca de doscientos testigos están llamados a declarar en la vista oral que se desarrolla en Santiago. En el banquillo, una decena de acusados, aunque inicialmente se imputó a cerca de una treintena -dos en Pontevedra-. La mayoría de los que se ausentaron han decidido poner pies en polvorosa, mientras que otros han llegado a acuerdos con la Fiscalía o han sido ya juzgados en procedimientos similares celebrados en otras localidades españolas.
Apenas tres meses después de que la investigación arrancará merced a dos agentes municipales, Beckham veía cómo su coche era robado y, meses después, reaparecía con la ministra de interior de Macedonia a sus mandos, según la prensa del país.